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Maestro de exorcistas y alma contemplativa
El Siervo de Dios Cándido Amantini, modelo de oración, penitencia y entrega pastoral. El sacerdote pasionista dedicó su vida al servicio de los más necesitados, especialmente a través del ministerio del exorcismo. Conocido por su profunda oración y entrega, el padre Cándido se convirtió en guía espiritual para innumerables fieles en Roma. Su tumba sigue siendo lugar de peregrinación para muchos devotos.

16/08/25 7:17 PM

(Portaluz/InfoCatólica) Eraldo Ulisse Mauro Amantini nació el 31 de enero de 1914 en Bagnolo, en la región italiana de Toscana. A la edad de 12 años ingresó en el seminario menor de los Padres Pasionistas, situado en Nettuno, junto al Santuario de Santa María Goretti. El testimonio de los misioneros populares que visitaban el lugar le impactó profundamente, llevándole a decidir su ingreso en la Congregación.

En 1929 inició el noviciado en el monasterio de San Giuseppe, en Monte Argentario. Emitió los votos perpetuos en 1933 y fue ordenado diácono tres años después en la Basílica de San Juan de Letrán. El 13 de marzo de 1937 recibió la ordenación sacerdotal con tan solo 23 años. Adoptó el nombre religioso de Cándido de la Inmaculada Concepción.

Movido por su deseo de llevar el amor de Cristo a los «crucificados» de su tiempo, se dedicó al estudio con profundidad. Con el paso de los años, fue reconocido como un experto en griego, hebreo, alemán y sánscrito, además de erudito en Sagrada Escritura y teología moral.

Hasta el año 1960, se dedicó principalmente a la docencia en materias bíblicas y lenguas antiguas. Fue también en este periodo cuando conoció al Padre Pío. En 1961 sufrió una crisis nerviosa que le obligó a permanecer un largo tiempo hospitalizado. Una vez restablecido, comenzó a colaborar con el padre Alessandro Coletti, exorcista de la diócesis de Arezzo. Así dio inicio a su labor como exorcista, siempre bajo la guía y el discernimiento de la Iglesia.

San Pío de Pietrelcina le tenía en alta estima, llegando a referirse a él como «un sacerdote realmente según el corazón de Dios». En una ocasión, al recibir a peregrinos provenientes de Roma, el santo les dijo: «¿Vienen de Roma?, ¿y por qué vienen a mí? ¡Tienen un santo en la Escala Santa! ¡Vayan donde él!».

El padre Cándido ejerció su ministerio durante décadas en el monasterio de la Scala Sancta, en Roma, lugar donde se conservan los 28 escalones que, según la tradición, Cristo subió en el pretorio de Pilato. Fueron llevados a Roma por la emperatriz Santa Helena.

Su vida espiritual se sostuvo en la oración constante, especialmente en el rezo del rosario. Era conocido por su don de discernimiento y por su capacidad de identificar, entre la multitud, a quienes más necesitaban ayuda espiritual. Rechazaba las actitudes supersticiosas y se volcaba en quienes buscaban sinceramente a Dios.

De carácter empático, se levantaba por las noches para orar ante el Santísimo Sacramento, presentando al Señor los sufrimientos de quienes acudían a él. Su vida fue entendida como una entrega total, un «canal abierto para la misericordia de Dios».

Tuvo una profunda devoción mariana. Visitó en varias ocasiones los santuarios de Loreto y Lourdes, y en 1971 publicó el libro El misterio de María, donde afirmaba: «La Santísima Virgen es la primera en retirarnos de la tiranía del diablo sobre el mundo».

Vivió de manera austera y penitente, ofreciendo con frecuencia su vida por los demás. Bendecía a quienes le visitaban con esta oración: «Que el Señor Jesús esté siempre contigo. Él va delante de ti para guiarte, está detrás de ti para protegerte, habita en ti para guardarte, está por encima de ti para iluminarte. Amén».

Pasaba muchas horas en el confesionario, exhortando a sus hermanos a tratar a los penitentes con misericordia y comprensión. En su ministerio de exorcista buscaba restituir en los poseídos la libertad de los hijos de Dios.

En 1986, el padre Gabriele Amorth, conocido por sus obras «Un exorcista cuenta» y «Memorias de un exorcista», comenzó su formación en exorcismo bajo la tutela del padre Cándido, por encargo del cardenal Ugo Poletti.

En más de una ocasión, la Santa Sede le solicitó intervenir en exorcismos fuera de Italia, considerados particularmente complejos. Siempre se mantenía fiel a las oraciones establecidas en el ritual y utilizaba tanto agua bendita como aceite consagrado. Tras los exorcismos, solía celebrar la Santa Misa en la casa de la persona liberada, bendiciendo el lugar con incienso y agua bendita.

En los últimos años de su vida, su salud se fue debilitando. Sufría de problemas respiratorios y cardíacos, que requerían atención médica frecuente. El día 22 de septiembre de 1992, festividad de su santo patrono, pidió a San Cándido un regalo. Esa misma noche, a las 22:00 horas, entregó su alma al Señor.

Durante dos décadas, su tumba fue lugar de peregrinación para numerosos fieles. El 21 de marzo de 2012, sus restos fueron trasladados a la capilla de la Scala Sancta. Pocos meses después, el 13 de julio de 2012, se abrió oficialmente la causa de beatificación.

Oración para pedir gracias y la glorificación del Siervo de Dios padre Cándido Amantini, pasionista

Recordamos, Señor, a tu siervo el padre Cándido, un sacerdote inmerso en tu Pasión con la contemplación de ti en el misterio eucarístico y en los sufrimientos de los hombres.

Quería imitar a Jesús, como el Buen Pastor, como el maestro y guía de las almas, devolviendo la esperanza a los corazones desanimados y beneficiando a los que estaban bajo el poder de las tinieblas y del maligno.

Que la Iglesia, Señor, coloque al padre Cándido sobre el candelabro para que la ilumine con su ejemplo y la consuele con su intercesión, también con la gracia que humildemente te pedimos… en la confiada expectativa de que lo escucharéis y en la esperanza de que pronto será contado entre tus beatos. Amén.

(3 Gloria al Padre)
Il sacerdote passionista dedicò la sua vita al servizio dei più bisognosi, soprattutto attraverso il ministero dell'esorcismo. Noto per la sua profonda preghiera e dedizione, Padre Candido divenne una guida spirituale per innumerevoli fedeli a Roma. La sua tomba è ancora oggi luogo di pellegrinaggio per molti devoti.

16/08/25 19:17

(Portaluz/InfoCatólica) Eraldo Ulisse Mauro Amantini nasce il 31 gennaio 1914 a Bagnolo, in Toscana. All'età di 12 anni entrò nel seminario minore dei Padri Passionisti, situato a Nettuno, accanto al Santuario di Santa Maria Goretti. La testimonianza dei missionari popolari che visitarono il luogo ebbe un profondo impatto su di lui, portandolo a decidere di entrare nella Congregazione.

Nel 1929 iniziò il noviziato presso il monastero di San Giuseppe, a Monte Argentario. Emise i voti perpetui nel 1933 e tre anni dopo fu ordinato diacono nella Basilica di San Giovanni in Laterano. Il 13 marzo 1937 ricevette l'ordinazione sacerdotale all'età di 23 anni. Adottò il nome religioso di Candido dell'Immacolata Concezione.

Mosso dal desiderio di portare l'amore di Cristo ai "crocifissi" del suo tempo, si dedicò allo studio approfondito. Nel corso degli anni è stato riconosciuto come esperto di greco, ebraico, tedesco e sanscrito, nonché studioso della Sacra Scrittura e della teologia morale.

Fino al 1960 si dedicò principalmente all'insegnamento di materie bibliche e lingue antiche. Fu anche in questo periodo che conobbe Padre Pio. Nel 1961 subì un esaurimento nervoso che lo costrinse a rimanere a lungo ricoverato in ospedale. Una volta guarito, iniziò a collaborare con padre Alessandro Coletti, esorcista della diocesi di Arezzo. Iniziò così la sua opera di esorcista, sempre sotto la guida e il discernimento della Chiesa.

San Pio da Pietrelcina lo stimava molto, arrivando a definirlo "un sacerdote veramente secondo il cuore di Dio". In un'occasione, ricevendo dei pellegrini da Roma, il santo disse loro: "Venite da Roma? Hanno un santo sulla Scala Sacra! Vai da lui!"

Padre Candido esercitò il suo ministero per decenni nel monastero della Scala Santa, a Roma, dove sono conservati i 28 gradini che, secondo la tradizione, Cristo salì nel pretorio di Pilato. Furono portati a Roma dall'imperatrice Sant'Elena.

La sua vita spirituale è stata sostenuta da una preghiera costante, soprattutto nella recita del rosario. Era noto per il suo dono di discernimento e per la sua capacità di identificare, nella folla, coloro che più avevano bisogno di aiuto spirituale. Rifiutò gli atteggiamenti superstiziosi e si rivolse a coloro che cercavano sinceramente Dio.

Di carattere empatico, si alzava la notte per pregare davanti al Santissimo Sacramento, presentando al Signore le sofferenze di coloro che si rivolgevano a lui. La sua vita è stata intesa come un abbandono totale, un "canale aperto per la misericordia di Dio".

Aveva una profonda devozione mariana. Ha visitato più volte i santuari di Loreto e di Lourdes e nel 1971 ha pubblicato il libro Il mistero di Maria, in cui afferma: "La Beata Vergine è la prima a sottrarci alla tirannia del diavolo sul mondo".

Visse in modo austero e penitente, offrendo spesso la sua vita per gli altri. Lui benediceva coloro che lo visitavano con questa preghiera: "Il Signore Gesù sia sempre con voi. Egli ti precede per guidarti, è dietro di te per proteggerti, abita in te per custodirti, è al di sopra di te per illuminarti. Amen".

Trascorreva molte ore nel confessionale, esortando i suoi confratelli a trattare i penitenti con misericordia e comprensione. Nel suo ministero di esorcista cercò di restituire agli indemoniati la libertà dei figli di Dio.

Nel 1986 padre Gabriele Amorth, noto per le sue opere "Un esorcista conta" e "Memorie di un esorcista", inizia la sua formazione all'esorcismo sotto la guida di padre Candido, su commissione del cardinale Ugo Poletti.

In più di un'occasione, la Santa Sede gli ha chiesto di intervenire in esorcismi fuori dall'Italia, considerati particolarmente complessi. Rimase sempre fedele alle preghiere stabilite nel rituale e utilizzò sia l'acqua santa che l'olio consacrato. Dopo gli esorcismi, era solito celebrare la Santa Messa nella casa del liberato, benedicendo il luogo con incenso e acqua benedetta.

Negli ultimi anni della sua vita, la sua salute si stava indebolendo. Soffriva di problemi respiratori e cardiaci, che richiedevano frequenti cure mediche. Il 22 settembre 1992, festa del suo santo patrono, chiese un dono a San Cándido. Quella stessa notte, alle 22:00, diede la sua anima al Signore.

Per due decenni, la sua tomba è stata un luogo di pellegrinaggio per molti fedeli. Il 21 marzo 2012 le sue spoglie sono state trasferite nella cappella della Scala Santa. Pochi mesi dopo, il 13 luglio 2012, la causa di beatificazione è stata ufficialmente aperta.

Preghiera di ringraziamento e di glorificazione del Servo di Dio Padre Candido Amantini, Passionista

Ricordiamo, Signore, il tuo servo Padre Candido, sacerdote immerso nella tua Passione con la contemplazione di te nel mistero eucaristico e nelle sofferenze degli uomini.

Voleva imitare Gesù, come Buon Pastore, come maestro e guida delle anime, ridando speranza ai cuori scoraggiati e beneficiando coloro che erano sotto il potere delle tenebre e del maligno.

La Chiesa, Signore, ponga sul candelabro Padre Candido, perché la illumini con il suo esempio e la consoli con la sua intercessione, anche con la grazia che umilmente Ti chiediamo... nella fiduciosa attesa che la ascoltiate e nella speranza che presto sia annoverata tra i vostri beati. Amen.

(3 Gloria al Padre)